Dicen que Edimburgo es una de las ciudades más embrujadas y fantasmales del mundo, y definitivamente tienen razón. Apenas pasamos unas horas en ella y ya queremos volver y seguir conociendo sus calles, sus historias y sus edificios. (Sigue...)
Salimos temprano con Fabi en tren. Y llegamos justo para hacer el tour gratuito de Sandeman. Nos tocó de guía un español llamado Borja, quien nos contó sobre la historia y la cultura escocesa y un sin número de anécdotas de esta ciudad fantástica.
Visitamos varios sitios históricos, como la Plaza del Mercado, el lugar donde se encontraba emplazado el cadalso, la estatua de Bobby, el perrito que no pudo superar la muerte de su amo y es el único animal enterrado en el cementerio de personas, la historia de Marie, la medio ahorcada, el Last Drop, la rebelión religiosa y sus víctimas, el mausoleo maldito, las cárceles en el cementerio, las orejas de cerdo en el caballo de Carlomagno, el único lugar de Escocia donde está permitido escupir… si alguna vez visitan Edimburgo, no dejen de hacer ese tour.
Al mediodía llegaron Pablo y Natu, escuchamos el cañonazo y volvimos a recorrer algunos lugares y almorzamos haggis en una cantina típica.
Después, esquivando el más que caprichoso clima escocés, donde en un día podés tomar sol, calarte hasta los huesos con una tormenta y morirte de frío por el viento, recorrimos el castillo de Edimburgo, sin lugar a dudas uno de los castillos más interesantes de toda Inglaterra, el único contratiempo fue que estaban cerrados por reformas los aposentos privados.
Después volvimos caminando hasta la estación de tren y volvimos a Glasgow, a dormir, previo paso por el KFC para comer, confirmando dos cosas, que nunca volveremos a comer en un KFC y que mi inglés es peor que sus frituras.
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