viernes, 20 de abril de 2018

A vuelo de escoba


Nuevamente a madrugar y salir hacia los estudios Warner Brothers, donde teníamos entradas, a las 9:30, para el tour de Harry Potter. (Sigue...)

La recorrida es por dos o tres sets enormes donde están instalados casi todos los escenarios donde se filmaron las ocho películas de la saga. Todo está cuidado al detalle, con vestuarios y decorados originales, para que los fanáticos de J.K. Rowling se pierdan durante horas y horas en la magia del cine y de Howarts. De hecho, la maqueta del colegio mágico vale por sí misma la entrada.



 

 

 

 



 

 


Pasado el mediodía fuimos directamente al mercado de Portobello, que recorrimos de punta a punta y fuimos comiendo en todos los puestitos que encontramos.


 

 


 

Volvimos agotados al departamento a bañarnos y cambiarnos, cenamos nuevamente unas cenas congeladas (otra vez cometimos el error de no leer la letra chica de los envases, error que terminó pagándolo con creces Pablo cuatro horas después, porque la lasagna tenía hongos) y salimos hacia el Sky Garden, un pub en el piso 35 de un rascacielos, donde si bien la entrada es gratis, hay que reservar con anticipación, si uno quiere evitar una cola eterna.
Yo tomé un Old fashioned y los chicos pidieron un tinto italiano completamente olvidable. La idea era esperar a Natalia ahí; pero, por un lado, Migraciones hizo retrasar a Naty mucho más que el horario de cierre del Sky, y por otro lado, por los hongos de la lasagna congelada, Pablo tuvo otro ataque de alergia que lo obligó a volverse solo al departamento.

 

Finalmente, Naty llegó pasada la una de la mañana, la buscamos por la estación Monument y caminamos hasta la Circle, que junto a la línea Picadilly es la única que funciona las 24 horas.

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